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Entrenar en altura para mejorar tu resistencia en trail running

El trail running es una disciplina que desafía constantemente los límites físicos y mentales de los corredores, especialmente cuando se enfrentan a terrenos montañosos y altitudes elevadas.


Entrenar en altura para mejorar tu resistencia en trail se ha convertido en una estrategia clave para mejorar la resistencia y el rendimiento en estas condiciones. En este artículo, explicaremos los beneficios del entrenamiento en altitud, cómo implementarlo de manera efectiva y las consideraciones esenciales para su práctica segura.


¿Cómo es entrenar en altura para mejorar tu resistencia en trail?


Entrenar trail running en gran desnivel de altura ayuda para las carreras de mucha altitud.


  • Implica realizar actividades físicas en lugares situados a altitudes superiores a 1.500 metros sobre el nivel del mar.


  • A estas elevaciones, la presión atmosférica disminuye, lo que resulta en una menor disponibilidad de oxígeno.


  • Esta condición obliga al cuerpo a adaptarse, desencadenando una serie de respuestas fisiológicas destinadas a mejorar la eficiencia en el uso del oxígeno.



Beneficios del entrenamiento en altura para el trail running


  • Aumento de la producción de glóbulos rojos: La exposición a altitudes elevadas estimula la producción de eritropoyetina (EPO), una hormona que incrementa la cantidad de glóbulos rojos en la sangre. Esto mejora la capacidad de transporte de oxígeno a los músculos.


  • Mejora del VO₂ máximo: El consumo máximo de oxígeno es un indicador clave del rendimiento aeróbico. Entrenar en altura puede aumentar este valor, permitiendo a los corredores mantener esfuerzos intensos durante más tiempo.


  • Incremento de la densidad capilar: La adaptación a la altitud puede promover la formación de nuevos capilares en los músculos, facilitando una mejor entrega de oxígeno y nutrientes a las células musculares.


  • Aumento de la eficiencia metabólica: El cuerpo aprende a utilizar el oxígeno de manera más eficiente, optimizando los procesos energéticos y retrasando la aparición de la fatiga.



Consideraciones para implementar el entrenamiento en altura


Equipo de Brave Bulls en la Maliciosa con una altitud de 2227 m sobre el nivel del mar.

  • Selección de la altitud adecuada: Se recomienda entrenar entre 2.000 y 3.000 metros sobre el nivel del mar para obtener beneficios significativos sin exponerse a riesgos innecesarios.


  • Duración y frecuencia: Una estancia de al menos tres semanas en altitud es ideal para que el cuerpo desarrolle adaptaciones reales. Sin embargo, incluso períodos más cortos pueden ofrecer mejoras.


  • Aclimatación progresiva: Es esencial permitir que el cuerpo se adapte gradualmente a la altitud. Comenzar con entrenamientos de baja intensidad y aumentar progresivamente la carga ayuda a minimizar los efectos adversos.


  • Hidratación y nutrición: La altitud puede aumentar la pérdida de líquidos y alterar el apetito. Mantener una hidratación adecuada y una dieta equilibrada, rica en hierro y otros nutrientes esenciales, es fundamental.


Alternativas al entrenamiento en altura


Para aquellos que no tienen acceso a zonas de altitud, existen métodos que simulan las condiciones hipóxicas:


  • Entrenamiento en hipoxia normobárica: Utilizar cámaras de hipoxia o tiendas de altitud permite simular ambientes con menor disponibilidad de oxígeno, facilitando adaptaciones similares a las obtenidas en altura real.


  • Entrenamiento en condiciones de calor: El "Heat Training" o entrenamiento en calor ha demostrado ser efectivo para aumentar la masa de hemoglobina y mejorar la resistencia, ofreciendo una alternativa viable al entrenamiento en altitud.


Precauciones y recomendaciones


Atleta de Brave Bulls corriendo la Rivas Trail Natura


  • Monitoreo médico: Antes de iniciar un programa de entrenamiento en altura, es recomendable someterse a una evaluación médica para identificar posibles contraindicaciones.



  • Escucha a tu cuerpo: Presta atención a síntomas como mareos, náuseas o fatiga extrema. Estos pueden ser indicativos de mal de altura y requieren una disminución de la intensidad o incluso el descenso a altitudes más bajas.


Cada atleta responde de manera diferente a la altitud. Es crucial adaptar

el plan de entrenamiento a las necesidades y respuestas individuales,

ajustando la intensidad y volumen según la tolerancia personal.



 
 
 

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